Después de que el mundo intentara suicidarse por los caprichos humanos, Saúl termina en Fornópolis, una ciudad rodeada de montaña en la que llueve las veinticuatro horas del día. Saúl se amarga y agua en esta ciudad, y anhela cada día reecontrarse con la persona más importante de su vida, de quien olvidó casi todo. Mientras tanto, los aguaceros le enfrían el alma. Abril 2015. Relato dentro de "Los caminos hacia Marutá"(3) Autor imagen de portada: archivo propio.