Josh Campbell, el asesino aburrido

Josh Campbell, un tipo con una pinta bastante elegante, siempre al terno y bien limpio pero la cara de maníaco, de orate y las ojeras le quitaban lo encantador.

Josh siempre llevaba su principal arma en su bolsillo: una navaja bien afilada y de un color rojizo oscuro debido a la sangre que había quedado de sus miles de víctimas.

Le encantaba asesinar a sus víctimas tomándolas por el cuello, sacaba su navaja –bautizada como “Jack” debido a su asesino favorito: Jack el destripador- y realizar 3 pequeños cortes en la yugular y los dejaba desangrarse lentamente y luego lavaba y limpiaba su navaja y se retiraba despreocupado.

Pero había algo que estresaba a Josh: Sentía que matar ya no era lo mismo para él, que se había cansado de quitar vidas, se había hartado del peculiar olor a fierro que tenía la sangre de sus víctimas y que se había impregnado en él, se había cansado de las caras de carnero degollado que ponían sus víctimas al ser asesinadas, pero sobretodo, se había aburrido de ser un asesino.

Esta es la historia de Josh, un asesino que se aburrió de su rutina pero no de su instinto.