—¿Quién eres? O tal vez debería decir ¿Qué eres? —Me miro de nuevo, podía sentir su respiración, me dio un casto beso en la mejilla, para luego bajar a mi cuello, y depositar uno nuevamente allí—Que... ¿Qué quieres de mí? Se quedo en silencio, con su rostro hundido en mi cuello, yo respiraba entrecortadamente, no reunía suficiente valor como para zafarme de su agarre. —Soy un, un extranjero—y pronuncio la última palabra como si de su peor pesadilla se tratase.All Rights Reserved
1 part