Cuando lo vi, me impactó. Nadie puede negar que tiene un físico increíble, eso sin duda, sin embargo lo que realmente me cautivo fueron ese par de bonitos ojos grises que cuando miraban a todos lados tenían una mota de tristeza en ellos pero cada vez que se posaban en mi hermana se iluminaban, irradiaban anhelo, anhelo de que los miraran con el mismo amor que en ellos habitaba para Laura.
Laura, mi perfecta hermana a quien no le interesa en absoluto el sexy de su mejor amigo.
Y después de algún tiempo esa necesidad que tenía él en su mirada, se posó en la mía, la necesidad de clamar la ausencia de amor en ellos, es una necesidad que siento como una fuerte punzada en el corazón cada vez que los veo. Mi meta es la universidad, no puedo desviarme y menos por un amor unilateral pero ¡¿como puedes olvidar a alguien que ves todos los días?!
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.