Ciertamente, no tengo mucho que describir. Mi vida puede parecer un desastre en ciertas ocasiones, pero en otras puede ser lo más maravilloso y extraordinario de este mundo. Tampoco soy la más bonita, ni la más inteligente, ni la más amable, ni la más graciosa; pero intento dejar algo de mi en cada cosa que hago.
Y también soy un poco diferente. Rara si se les antoja, y para mi está bien. Eso me hace feliz.
No quitemos el hecho de que también soy bipolar, enamoradiza, agresiva, sobreprotectora (celosa), y con constantes crisis emocionales que me llevan a un cuadro de depresión donde deseo que desaparezca todo ser existente en la faz de la Tierra. Pero esto solo me hace volver al hecho de que soy un ser humano, y es por lo que hay que pasar.
Tal vez algunos tomen esto como tips, otros se identifiquen con alguna de mis situaciones, y se sientan mejor al saber que no son los únicos con ese tipo de problemas. En realidad, no lo sé, pero lo que si sé, o más bien espero, es que les saqué una sonrisa. Una sonrisa ulele que ilumine todo el cielo.
Después de unos meses me volví a enamorar. Sofia y sus ojos verdes me hipnotizaron, me volví esclava de ella, de su forma de amar, de su bondad, de su sonrisa, de su forma de hacerme el amor. Aquella mujer de 36 años se robó mi corazón por completo.