Recuerdo la primera vez que la vi a los ojos. El mundo parecio desaparecer.
Llenaba de sonrisas los días grises, no me dejaba aburrir.
Cuando me enfermaba, su remedio era salir al campo, y la muy mendiga me hacia correr.
Pintaba sus labios con el nectar de las flores, y luego me besaba.
Dibujo un garabato en el techo de mi habitación. Según ella era su retrato, para que cuando no estuviera conmigo, pensara en ella. Que dibujo tan horrible, no se comparaba en absoluto a su belleza, siempre estubo en mi mente.
La mañana de navidad era su preferida, nunca abandono su niñez, y la ame por ello.
Me leia cuentos infantiles cuando tenia insomnio, luego saltaba sobre mi a hacerme cosquillas. Y terminábamos bajo las sabanas haciendo el amor.
Hablaba con las mascotas, nunca vi a alguien mas feliz de que un perro le diera la patita, o un gato subiera a su regazo.
Nunca se olvidaba de las fechas importantes, era mi calendario personal.
Y una vez, cuando menos lo espere, me llamo amor...