Emma está harta del trabajo, tiene ocho proyecto que aún tiene que comenzar y no puede sacar de su cabeza el recuerdo de las manos del chico de cabello negro despeinado y ojos profundos azules recorriendo su espalda y sus hombros. Comenzaba a dudar que fueran sólo sus masajes los que hacían que su necesidad por ir al "Golden Spa" le impidiera pensar en algo más, quizás era él, la manera en que parecía conocerla mejor que ella misma o su mirada cada vez que la observaba entrar al cuarto. Pero no, ella no podía confiar en nadie.All Rights Reserved
1 parte