Segovia, año 96. Tres años después de haber terminado el instituto, Carla y Caterina se niegan a dejar morir su amistad, a pesar de que parece que ya no tienen nada en común. Carla se ha convertido en toda una mujer, estudia Derecho en el colegio universitario, sale con un chico maravilloso y se siente feliz por haber recuperado a su mejor amiga. Caterina trabaja en el taller mecánico de su tío, sale los fines de semana con un grupo de chicos entre los que se cuenta como uno más y afirma no necesitar un novio para sentirse feliz.
Pero no todo es lo que parece. Detrás del amor profundo y sincero de Carla se oculta un sentimiento egoísta, la vanidad de una mujer insegura, una necesidad obsesiva de ser admirada y envidiada y la codicia de quien ha conseguido el tesoro que todo el mundo anhela y muy pocos encuentran. Mientras que detrás de esa máscara de chica dura, debajo de las ropas de camionero y de las manchas de aceite de motores, se esconde una Caterina hermosa y romántica que valora los sentimientos por encima de todo y que sueña con encontrar un gran amor, tal como hacía cuando era una adolescente.
Y un día descubre que su chico perfecto existe en el mundo real... Y que se encuentra a tan solo una amiga de distancia.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.