Todo iba bien, decidí tomarme un tiempo de mi relación, hablaba poco con él y trataba de no buscarlo porque creía que era necesario tener mi tiempo, pero un día después de algunos tragos fue casi imposible e inevitable algo me decía que le mandara un mensaje y así lo hice, el me invito al día siguiente un café y para ser honesta no lo pensé ni dos veces, pero al comentarlo en mi casa la mayoría de mi familia se negó al respecto por la diferencia muy aparente de edades, pero me dejaron ir. Ese día fue cuando todo se movió en mí, todo quedo borroso y confuso.
Ese día pidió un cheesecake que yo vi con cara de dame por favor, y lo compartimos, platicamos, paseamos, fuimos a un mirador y ahí me abrazo nos volteamos a ver, me dio un beso en la mejilla, en la otra mejilla, y uno muy cerca de la comisura del labio, y sentí como todo mi cuerpo tembló y no supe si de miedo, emoción o nervios. De golpe y casi instantáneo le dije que no lo hiciera y él me dijo "lo sé, los besos no se roban, se ganan