Era de tarde, el cielo era de tonos rojos y lilas. Notaba el claro y fresco viento rosar por mi cuerpo, me hacía sentir libre; libre de mis problemas; desconectarme del mundo. Estaba solamente el viento, el prado y yo, mis dos amantes; el viento hacía que mi pelo ondulara y despejara mi cara, estaba relajada, por un momento deje de pensar, y me deje llevar, por fin, me sentía libre.