Ser madre adolescente no es fácil, sobre todo si el propio padre de la criatura nos abandona. Ella ya tiene tres años, puede que nuestra vida sea difícil, pero siempre encuentro la manera de evitar que mi niña vea la realidad. La llevé a una firma de "Gemeliers" para distraerla un poco, bueno, tal vez fui para distraerme yo. Estaba más entusiasmada que mi hija, al fin y al cabo, eran mis ídolos desde siempre. Solo hice lo que todas, subí a que me firmaran el disco y echarme unas fotos, pero la cosa cambio...