Mariposas en el estómago

A veces es mejor alejar las cosas que te hacen daño, pero comenzar de cero nunca ha sido fácil.

Mi vida jamás fue complicada. Mi familia era clase alta, por lo tanto conseguía las cosas materiales que quería. Era hija de dos padres que se amaban - claro que tenían algunas diferencias -, tenía dos hermanos que se encargaban de hacerme la vida imposible pero que a pesar de todo daría mi vida por ellos, y tres mejores amigas que estaban siempre para mi.
¿Lo ven? Era muy simple.
Todo cambió hace tres años, cuando conocí a James y me enamoré por primera vez. Era ingenua. Con 18 años había estado con otros chicos antes, pero ninguno como James. Él me hacía sentir especial, era lindo y yo era capaz de hacer cualquier cosa por el, y ese fue mi mayor problema. Estaba tan ciega de amor que no noté los cambios. Nunca sospeché que él podría mirar a otra mujer porque yo no miraba a otros hombres, entonces no me imaginaba que él lo hiciera, y estaba tan enamorada que creía en todas las palabras de amor que me decía.
Nunca revisé su celular. Nunca noté que su corazón ya no se aceleraba cuando yo apoyaba mi cabeza en su pecho. Nunca vi que él miraba de reojo a otras mujeres cuando salíamos juntos. Nunca sospeché de que cancelara nuestras citas. Siempre fui tan ciega y sorda y ahora que lo pienso me avergüenzo. ¿En qué momento me volví tan dependiente de él?
He de suponer que han escuchado la frase ver para creer. Yo vi mucho y ahora ya no creo en nada.