Desde los 8 años, Amaranta puede ver gente que no está más en este mundo.
La primera vez que lo contó, todos se burlaron de ella, por ello, trató de olvidarse del asunto, y lo consiguió, hasta que un accidente a sus 20 años, cambió todo.
Las presencias se hicieron cada vez más constantes, y ni siquiera podía dormir. Por ello, su hermana Victoria, y su terapeuta Verónica, idearon un plan: Si con las Chamanes de la antigüedad funcionaba el hecho de que estar con un hombre las hacía perder sus dones, con Amaranta, también podía servir.
Pero ¿Quién estaba dispuesto a eso, sin conocer las verdaderas intenciones? ¿Quién entendería su verdadera situación?
Después de la fiesta de la empresa de Victoria, comenzarían a encontrar respuestas, y quizás, al hombre que la ayudaría.