Yo era un chico bueno, buenas notas, buena familia. Pero todo se derrumbo cuando el amor toco mi puerta. Lo que sentía por ella era inigualable e irreal, me maraville con su presencia desde el primer día en que la vi. Pero eso nunca pudo ser, yo y ella nunca estuvimos ni cerca de lograrlo. Pero para mi solo bastaba verla cada mañana en la escuela. no todo es color de rosa, por alguna razón ella se fue y nunca más volvió. Yo crecí creyendo que la había superado, hasta que la vi nuevamente. Solo que esta vez había un leve problema: estaba comprometido. Pero eso no pudo apagar el amor que creí a ver perdido aquel día que se fue de mi lado. Sin embargo ahora era distinto, ya no era el mismo amor adolescente ya éramos adulto y la inocencia se había perdido, ya no era un simple sentimiento. hicimos cosas que no debimos hacer, toda traición es descubierta en algún momento y ese es mi mayor temor.
Mi corazón se parte cada vez que recuerdo las palabras tan hirientes que le dirigí a Amy. Me sorprendo del monstruo que nació en mi, dicen que al crecer maduras pero en mi caso esto no sucedió, y me volví más idiota que nunca. Mi cordura se esta acabando al transcurrir de los años y no me considero una persona suicida pero en este momento no deseo estas vivo y presenciar todo lo que estoy perdiendo.
Aprendi algo del otoño: "aunque al árbol se le caigan la hojas, seguirá de pie" y estas serán reemplazadas por otras más frescas y llenas de vida, pero en mi caso no es así. Cada día que pasa me marchito más y mis raíces se debilitan. Ya solo espero que ocurra algo más, para caer rendido hacia el abismo.
Solo me hace falta algo. El perdón de ella. Ese perdón que no me merezco pero es fundamental para mi existencia, porque sin ella, yo ya no quiero estar en esta realidad.
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca.
-¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen.
-Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a este lugar! ¡Tú no eres una humana normal! -grita un guardia sin dejar de perseguirme...
-¡No! Yo pertenezco a mi ciudad, con mis padres... -cuando estoy por llegar a la salida veo a dos chicos.
Practicando con espadas...
-¡Sky! ¡Atrápala! -grita Rick...
Uno de los chicos desvía su mirada y nuestros ojos se conectan
Sus ojos dorados me miran fijamente...
Revolotea despreocupado su cabello rubio, pero luego...
Se da cuenta de lo que sucede y me apunta con su espada
Yo me detengo inmediatamente...