Ella esperaba a su príncipe azul, ese de cabellos dorados y ojos azules, montado en el lomo de su corcel blanco que imponía presencia, con tan solo observarlo venir.
Deseaba que aquel príncipe llegará algún día, deseaba que algún día, la salvara del destino que le habían asignado, que llegará para arrancarla de las manos de la bruja malvada y montado en su caballo, se iban a ir vivir ese cuento de “felices por siempre” y su final fuera similar a “Blancanieves” o solo tal vez a “Cenicienta”, ella solo deseaba al príncipe.Sin embargo allí se sentó esperando, esperando y siguió esperando, hasta que la realidad la golpeó de forma clara y precisa. Ella se dio de golpe con la vida real. Esos cuentos que tu abuelita te contaba, cuando eras pequeña solo se quedaban en el aire y se iban volando con sus sueños.
Por eso ella decidió escribir su propio desenlace sin su príncipe azul, su vida no eran esos cuentos. Ella sabía que la vida era dura y su príncipe no llegaría a rescatarla en su majestuoso corcel, porque un “felices por siempre” ¡Nunca en la vida!.
Kim nunca pensó que mentir en su currículum la llevaría a una completa travesía con su joven jefe.
Nico nunca pensó que darle una oportunidad a Kim la convertiría en el amor de su vida.