—Hey, hey. El niño bonito no tiene porqué opinar. Y Katherine perdió los estribos en ése momento. «No soy un chico, maldita sea.», era lo único que pasó por su cabeza en ese momento. Se acercó a Jacob, el chico que dijo aquella barbaridad de “Niño bonito", y le dio la bofetada de su vida. —¡Soy una chica! La voz chillona que tanto había ocultado durante años, salió sin previo aviso. Lo único que alcanzó a hacer Katherine fue cubrirse los labios con la palma de su mano derecha. Inmediatamente le dirigió una fulminante mirada a Jacob y salió de el club de teatro.