Junto a una carta las malas noticias habían llegado para William. Si la voluntad de su padre no se cumplía sobre el tiempo acordado, William Army se quedaría con nada. Tendría que decirle adiós a su preciosa casa en Cancún y también despedirse de la suculenta cuenta bancaria que su padre tenía para él. Pero cumplir la voluntad de su padre hubiera sido mas simple si el no se hubiera forjado un camino de malos entendidos y mala reputación. ¿Quién querría casarse con él? ¿Que familia seria capaz de aceptar que una hija estuviera junto a un hombre como él? ¿Qué mujer seria capaz de amarlo? ¿Estaría dispuesto él a dejar su estilo de vida por complacer a su padre? Era eso o nada, y solo una cosa William tenía clara. Él no iba a permitir que su padre en la calle lo dejara.