Era un día cualquiera cuando un grito desgarrador rasgó la tranquilidad que dominaba a Scretches, una pequeña ciudad poco conocida. El grito no era de un animal, ni mucho menos humano, era lo peor que podrías escuchar, como un chirrido a media noche cuando estás solo en casa, solo que mil veces amplificado y con un significado mucho peor. Cuando los seres salieron del parlamento el pánico caló en las venas de todos los habitantes, monstruos con cuerpos de escamas, largas lenguas de reptil, cabezas grandes, filosos dientes y con patas gigantes y pesadas, eran seres capaces de convertirse en humanos cuando les apeteciera, eran los Scrawtons, seres que no se destruirían de no ser por la Alianza.