Me removí de nuevo en la incómoda, pequeña y frívola silla de metal, aquella con el respaldo torcido, esa que era testigo de la infinidad de los llamados "sentimientos" que invadían mi esquelético ser. Esta tarde era in usualmente más tétrica de lo que mi mente pudiera recordar. -¿Estás bien?- Su inocente y ligeramente preocupada voz me sacó de la lluvia de ideas que se estaba llevando a cabo en mi cabeza. -Estoy bien- Su rostro derrochaba confusión, como de costumbre, como debía ser. -No pareces estar tan bien- Afirmó, sin saber que con cada palabra suya, mi mente ideaba un sin fin de excusas, pretextos y motivos que nos llevara a salir de ese maldito edificio. - ¿Cómo se llamaba eso? ¡Ah, claro! ¡Preocupación y tristeza!- De nuevo su voz retumbó fuerte en mi cabeza - Esa es la cara que tienes ahora, ¿Por qué? - una débil sonrisa se me escapó, "¿Por qué?" recordaría con dolor aquellas palabras, aquel sentimiento de curiosidad, todo lo que conllevaba a aquel ser tan impetuoso y al que, de algún modo, se había ganado mi cariño. -No es nada, ¿En dónde me quedé?- -¡La niña! ¡La niña!- Repitió con entusiasmo - La niña recién nacida, en pleno amra, arnma...- -Armagedón- me dedicó una sonrisa - Claro, claro, bueno... Ella era un ser que representaba toda la inocencia del mundo......- Sabía que lo que estaba a punto de hacer, lo cambiaría todo. Pero también sabía que ella, me cambió y como agradecimiento, haría lo que fuese, por seguir otorgándole un motivo para vivir. __________________________________________________________________________________ Mi primera historia, o al menos la primera que me animo a compartir, no sean tan crueles, pero tampoco den falsas esperanzas, espero que les guste, déjenme sus comentarios y sugerencias, gracias (:
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