Ambar siempre se quedó con ganas de ver crecer a su hermano, de ver como sus padres se amaban incondicionalmente, de como sus compañeros la miraban mientras ella caminaba por los pasillos, saber que pensaban sobre su discapacidad... Siempre sintió que por lo único que le hablaban era por compasión, compasión de la chica ciega de la escuela... Hasta que un día Chad hizo que cambiara su forma de sentir el mundo de una manera totalmente diferente. Chad la salvará de algo que ni siquiera ella sabía que existía en su interior...