Sentía el dolor. Desde hace 2 meses ya era común para mí ese sentimiento. Creo que nunca hubiera preferido saber la verdad, ahora sé que el dolor que me causó es mayor a la felicidad que me brindó. Pero ¿qué más podía esperar? Si todo fue una mentira. Nada había sido real entre nosotros, yo no era nada “nada especial”.