Me llamo Emma, tengo 23 años, trabajo en una escuela infantil, con los niños de tres años.
Son las cinco, y como todos los días estoy esperando a que los padres vengan a recoger a sus hijos. Los niños se despiden de mi y se van junto a sus padres. Ya se han ido todos, solo falta Gabriela, que espera con su pequeña mochila puesta con cara de emoción
-Gabriela- le digo a la niña- Tus papás están tardando un poco
-Hoy no vienen- dice ella- Viene mi tito
Espero y espero, son y veinte, y todavía no han recogido a la niña. A lo lejos veo a un chico, con gafas de sol y gorra. Se me parece a Blas, mi ídolo. Alejo esos pensamientos de mi mente, es imposible que sea él. El clon de Blas se acerca a la clase. Gabriela se levanta de golpe y va a abrazarlo
-Tito Blas- grita ella
-¿Qué tal, enana?- dice él cogiéndola en brazos
Esa voz... ¡es él, de verdad!
-Siento haber llegado tan tarde- me dice mirándome con esos impresionantes ojos
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Como el agua y el aceite, Callen y Teo no son el par perfecto a primera vista pero se necesitan para cumplir con sus metas.
Cuando la estrella del automovilismo Teo Guiraud es tachado como un revoltoso de los mejores, termina necesitando la ayuda de un asesor de imagen y así conservar a sus patrocinadores y fanáticos. A cambio de hacer de Teo un chico bueno, Callen podrá conseguir la promoción que ha estado esperando mucho tiempo y un pase directo a la ciudad de Nueva York como vicepresidenta de la empresa de publicidad para la que trabaja.
Lo único que deben hacer es trabajar en equipo y no destruirse en el medio. Fácil, ¿verdad?