Enamorada de la apuesta.

Las cosas suceden por una razón ¿No es así? Digo, la gente dice eso todo el tiempo.
Antes pensaba que no era así. Que simplemente las cosas sucedían porque sucedían. No tenía porque haber una razón para todo.
Hasta que hice una apuesta. Una apuesta que puso mi vida al revés. Que cambio mis pensamientos, mis sentimientos, mi forma de ver la vida.
Al principio se trataba de un simple juego porque vamos, no creo en el amor y el tampoco lo hacía. Suena cliché cierto? Pero al pasar los días y los meses, me di cuenta de que ya no era un juego.
Pero ya era tarde.
*FLASHBACK*
-Nunca me enamore y no lo voy a hacer. Estoy demasiado bueno como para estar con una sola mujer.- Ian sonrió con autosuficiencia poniendo sus manos a cada lado de su cadera.
Eso no tenía ningún sentido.
-Eso fue demasiado cliché. De hecho creo que lo leí en una de mis novelas- Dije tratando de recordar como se llamaba.
-Hagamos una apuesta entonces- Estiro su mano hacia mí.
-¿Sobre mis novelas?- Lo mire confundida.
Ian puso sus ojos en blanco.
-Sobre enamorarse. Llamémosla “El que se enamora pierde”- Dijo sonriendo nuevamente.
-Bien, eso va a ser digno de ver. Ya quiero verte arrodillado frente a mi.- Estreche su mano con una sonrisa gigante.
-Bien, veremos quién se arrodilla primero- Estrecho mi mano de vuelta.
*FIN DEL FLASHBACK*
Y desde ese momento las cosas se pusieron difíciles. ¿Pero saben qué? Nadie dijo que iba a ser fácil. Porque yo, April Cadbury, estaba enamorada de la apuesta.