Desde que puedo recordar estoy en este salón, con el lápiz en la mano y los ejercicios de matemáticas sobre el pupitre. Estamos solo él, el niño de la cara sonriente y corbata extravagante, y yo. Miro a mi alrededor, el eterno y sofocante calor del verano, la agonía de la soledad y la monotonía del blanco me hace sudar las manos. El niño se ríe de mí. Me molesta. Me obliga a terminar los ejercicios y me grita exigiéndome que le responda su pregunta: "¿Quién es ese niño? ¡¿Quién es?!" Pero soy incapaz. Así como soy incapaz de resolver ecuaciones, así como soy incapaz de tener una personalidad. [One-shot]