El 31 de Octubre de 1981 el mundo mágico ganó muchas cosas. Ganó libertad, ganó esperanza, ganó el alivio de saber que ese día su mayor enemigo y el hombre que más temían había sido vencido, reducido a nada por un niño que apenas y podía caminar. Todos recuerdan al 31 de Octubre de 1981 como un día de dicha, de regocijo, del triunfo del bien sobre el mal. Pero hay cuatro personas que no lo recuerdan de esa manera, 4 personas que perdieron más de lo que pudieron haber ganado.
Harry Potter perdió a sus padres, el amor de una familia que lo adoraba y la oportunidad de vivir una vida como un niño normal. Severus Snape perdió al amor de su vida, la única parte buena de su alma que en esos momentos era tan oscura como la de su amo. Remus Lupin perdió a dos de sus mejores amigos, a dos personas que lo aceptaron a pesar de su condición y que le hicieron ver que la vida puede ser más que sufrimiento y pena.
Pero Sirius Black perdió tanto como Harry. Perdió a su mejor amigo, a aquel que era tanto su hermano como Regulus Black, al niño que sin importarle de donde venía, de su apellido y de su pasado, le ofreció su amistad sin reparos. Al chico que lo conocía tanto o más que sus padres, e incluso que si mismo. Este one shot habla sobre esa fatídica noche, el 31 de Octubre de 1981, donde un alma joven, buena e inocente se quiebra sin reparo al encontrar a su mejor amigo, su cuerpo desplomado, sus gafas torcidas, sus ojos que jamás lo mirarán con una complicidad que sólo ellos dos entendían.