Acero&Mentiras: Murdrog. Ascension
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Ongoing, First published Jul 06, 2015
Los tambores de guerra resonaban fuertes,  los canticos de sus guerreros eran impetuosos y fuertes, sus espadas afiladas, su coraje y su espiritu fiero como las olas que azotan los acantilados. 
Casa Horiol era el ultimo baluarte de ese reino legendario.  Los defensores tenian el alma rota al ver semejante demostracion de fuerza de la horda. Pronto moririan, no por defender a sus mujeres ni su hogar,  si no por su orgullo. El orgullo de los Horiol era legendario.  Fue el primer hombre en matar a un Inmortal y sus descendientes estaban apunto de ser aplastados por una horda de salvajes. No sintais pena ni gloria por estos orgullosos hombres pues ellos mismos habian despertado a esa fiera. Para daros a entender esto se debe explicar la Bellus causa y el motivo por el cual la federación de tribus liderada por los Murdrog se habian convertido en una horda. 
Al este de los reinos independientes se econtraba la f
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Merak: Un sentimiento de unidad con el universo derivado de los placeres más simples. Sinopsis. Las promesas siempre eran cumplidas por los Alphas honorables. Lamentablemente desde hace muchos años en el Reino de Merak desolado y abandonado por los dioses esos Alphas eran escasos, peor aún, casi ni existían. Los betas eran cada vez más indiferentes y descarados. Los Omegas eran cada vez menos, y carecían de sentimientos que antes los habían distinguido, ahora sólo eran fríos, y cada vez más inexpresivos. Nadie entendía el abandono de los Dioses. O porque cada Rey que moría y era reemplazado por quién era la causa de su mente, el siguiente Rey siempre era peor que el anterior. Ningún Rey hacía nada por su pueblo, los saqueadores acechaban a los comerciantes que intentaban salir adelante con sus familias. La guardia Real y los ejércitos del Rey eran una vulgar gracia, embriagados de poder hacían lo que se les daba la gana, no había orden alguno y a nadie le interesaba que cambiará, o no hacían nada por cambiar. La linea al trono era concedida por la muerte, quién fuera lo suficientemente fuerte como para matar a quién estuviera en el trono en ese momento. Hela, hija de sirvientes en el pueblo era una bendición para quién tenía la oportunidad de ver su bello rostro normalmente cubierto, era una de las pocas cosas buenas que quedaban, o eso se decía a sí mismo Caleb, quién la cortejaba con su corazón en la mano, dispuesto a dárselo a ella. Él había pedido su mano, y estaba al tanto de su cuidado siendo uno de los jefes de la Guardia de los Ejércitos, todo iba bien para él. Hasta que el nuevo Rey de Merak que había reclamado el trono en pocos días, había pedido algo que el General Caleb no estaba dispuesto a dar, su prometida.
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La casa Nidhögg es una estirpe tan antigua como los mismos hijos del bosque. Estos primeros hombres, cuyos nombres resuenan en las leyendas susurradas por las nanas durante las noches de insomnio, libraron una eterna batalla contra los amos de dragones por el control del norte. Sin embargo, la casa cayó, y con ella, su legado fue sepultado bajo el hielo y el tiempo, dónde la última de su linaje fue condenada a un sueño eterno. Una de las hijas de los señores del Invierno era Kryo. Ella presidía sobre los sacrificios. Fue ella quien primero puso a los «salvajes» en conocimiento del ísseiðr, que era una costumbre entre los Nidhögg. Las viejas profecías murmuraran sobre un inevitable despertar. Hablan de un renacimiento, de un desafío a las poderosas casas en su sangriento juego de tronos. De una última balada de hielo y fuego, de un intento por reclamar lo que es legítimamente suyo.