Y si ya es una obsesión?

Y entonces supe que tenía que olvidarlo, ya habían pasado 3 años desde que lo conocí y no me atrevía a dirigirle la palabra, solo de verlo dejaba mi alma el cuerpo y temblaba tan solo con oír su nombre, un nombre que al parecer nunca acompañaría al mío en una misma frase.
Porque él era el viaje que quería tanto emprender pero el miedo me corroía, un viaje al que no me arriesgaba no tener destino, no quería llorar por él, lo amaba demasiado.