La locura no es hacer cosas increíbles, la locura es hacer cosas una y otra vez de la misma manera esperando a que de otro resultado. Nosotros estábamos locos, porque cada minuto de nuestras vidas hacíamos locuras. Tal vez solo fingíamos, nos mentíamos mutuamente. Ambos compartíamos esa pasión, ese impresionante sentimiento de ira, tristeza, felicidad y armonía en un mismo momento. Cada segundo me preguntaba a mí misma, ¿Por qué decir la verdad?, si podemos actuar.