El, no parece un chico malo. El es el chico malo que se disfraza como el chico bueno.
Ella, es la chica común y corriente. Que siempre está en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
-te lo pondré de una forma sencilla-comenzó-los peces diablo Negro, viven en la oscuridad eterna. Son peces diferentes a los demás. Son unas horrendas bestias pero, ellos tienen un atractivo, tienen una hermosa y radiante luz, para atraer a los pececillos ingenuos hacia ellos, y cuando están completamente cegados por esa falsa belleza, los devoran.
-¿Te estás comparando con un pez?-pregunté. El solo rió.
No querida, yo no soy un pez- se acerco a mi oído y susurró-yo tomare cada gota de espíritu, cada gota de sangre que tengas, te hare sufrir hasta que ruegues por tu vida y cuando lo hagas, te mataré-un escalofrío recorrió mi espalda.
-Sabiendo esto, dime ¿aún confías en mí?
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.