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Hacía ya demasiado tiempo que el descanso había huido de dentro de mi ser, convirtiéndose en otro de mis muchos anhelos, tanto, que ya ni siquiera podía recordarlo. Todos esos sueños y esperanzas que una vez habían brillado en mi interior se habían apagado, y dolía, dolía saber que jamás volvería a adentrarme en el maravilloso mundo de los sueños, donde todo era posible y no había límites, dolía saber que estaba encadenada a este mundo, a la frialdad y a la soledad, para toda la eternidad.
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