La casualidad del amor infinito.

Su amor era como una plaga, una bonita plaga. De esas de las que no te preocupas cuando invaden tu corazón y lo inundan con los más placenteros y mortíferos sentimientos, junto con las sensaciones más bonitas y confortables. Nuestros protagonistas nunca se cansaban el uno del otro, aunque ambos sabían que al final las plagas no traían nada bueno. Pero les daba igual, la pasión que sentían el uno por el otro se anteponía a todo.
Tan solo es cuestión de tiempo. Tan rápido como vino puede marcharse. Valeria sabía que su corazón estaba lleno de amor, pero cuando la vida y el destino se ponen de acuerdo para arruinarlo todo ¿Podrá renunciar a él tan fácilmente?