A Phineas Flynn, un exitoso empresario de Danville, le costaba creer que tuviera un hijo. Pero la atractiva mujer que lo había visitado le había asegurado que era el padre de su sobrino. Antes de que pudiera pedir una prueba de paternidad, Phineas descubrió que era cierto. Pero siempre había sido un soltero empedernido y no sabía cómo ser un buen padre. Isabella García Shapiro no estaba dispuesta a entregar ese precioso bebé a un hombre que no conocía de nada. Si Phineas quería reclamar la custodia de ese heredero tan inesperado, iba a tener que elegir entre ir a los juzgados o al altar.