"Tú eres la razón por la cual me hice más fuerte, pero sigues siendo mi debilidad. No éramos amigos ni novios. En realidad, nunca fuimos nada. Éramos un pequeño intermedio que dolía en el corazón. La vida se me escapaba con cada palabra no dicha, con cada beso no dado, con tanto sentimiento ahogado. Y así se esfumaba mi juventud, se extinguía la pasión de mis ojos, el hambre de mis labios, el tacto tibio de mis manos. La vida se me iba sin querer, y sin querer. Sin embargo, desde tu regreso me tienes mordiéndome los labios como si mi boca fuese la tuya, como si mis dientes fueran los tuyos encarnándose en mis labios. ¿Se trata acaso de un espejismo de mi mente?