Terminó. No importa si fue tu mejor amigo o alguien a quien apenas conocías, tampoco importan los problemas que tuvieron ni las ganas de superarlos juntos que sentías. Da lo mismo que hayan compartido semanas, meses o años juntos. Al momento de terminar, nada importa realmente. Simplemente sucede y ya. Lo curioso es que no es necesario tener a alguien para perderlo, de la misma manera en que no es necesaria una relación para enamorarte. Sé lo que se siente. Sé cómo duele ese hueco en el corazón y esa obstrucción en la garganta. Sé cómo te torturas tratando de encontrar una explicación, tratando de identificar el momento en el que las cosas empezaron a ir mal. Debió haber un comienzo, ¿verdad? No es sencillo sobrellevarlo. A algunos les toma meses, incluso años; otros simplemente no logran superarlo. Esta soy yo y estos son los pasos que seguí para sanar mi corazón o, al menos, intentarlo. Todos los derechos reservados. Prohibida la copia parcial o total.