Luego de que me soltara, sentí el dolor recorrer mis muñecas. Tragué saliva para deshacer el nudo que se había formado en mi garganta y contuve las ganas de llorar. Él hundió su rostro en el espacio entre mi hombro y mi cuello y respiró profundamente. La piel se me erizó y el miedo recorrió mis venas. Miré a mi alrededor buscando una salida, pero él bloqueaba la única. -Tranquila. Está bien, no pasa nada, ¿sí? Tragué fuerte, y con las lágrimas amenazando con escaparse de mis ojos, lo miré a los suyos. No me moví, no dije nada. Él sonrió sin mostrar los dientes. Cuando sus labios comenzaron a succionar mi cuello, supe que debía detenerlo. Tenía que acabar con todo esto. No podía seguir así. -No, no está bien. Fue lo último que dije antes de empujarlo lejos de mí con todas las fuerzas que pude reunir. Lo rodeé y como pude salí de la habitación. Corrí escaleras abajo y cuando finalmente estuve fuera de la fiesta, cerré los ojos y no me contuve más. Comencé a sollozar. ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Cómo pude dejar que todo esto pasara? -¿Amy? Mi estómago dio un vuelco al escuchar esa voz. Me di media vuelta y él estaba ahí. Como si fuera un reflejo, traté de ocultar mis muñecas, pero sólo logré llamar su atención. Al verlas, su rostro cambió y ya no pude ver ninguna expresión.All Rights Reserved