„Sus ojos azules. Jamás los olvidaré. Eran casi transparentes. Podían ser cosas bonitas el mar o el cielo, pero incluso significaban el infierno. Sentía seguridad, protección al mirarlo incluso cuando sabía que estaba en el peligro. Que él era mí peligro. Dejé de estar cuerdo cuando sus caricias me tranquilizaban, no me hacían sentir pánico. Dejé de estar cuerdo cuando extrañaba su voz. Dejé de estar cuerdo cuando me enamoré de mí secuestrador." Stockholm Syndrome. (Sindrome de Estolcolmo)