Me acorraló contra un árbol, mi espalda chocó contra la corteza propinando un golpe en mi cabeza, solté un quejido de dolor. Sus brazos se encontraban a ambos lados. Sus ojos me miraban fríos y furiosos, por un momento me perdí en ellos, observando ensimismada su pupila, la cual parecía un pozo sin fondo que ocultaba demasiados secretos. - No sabes quien soy, no tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer. Podría matarte en este instante sin siquiera importarme en lo más mínimo. - su voz salió fría y monótona, golpeó el árbol haciendo que me encogiera al ver como la corteza de este se hacia jirones. Miré sus nudillos, estaban totalmente ilesos... No se el por qué no me infundía miedo ni temor, lo único que sentía era curiosidad del por que era como era, la razón de porqué actuaba así. Examinó mis ojos, al no ver miedo en ellos bajó los brazos y bufó frustrado mientras se giraba. Bajé la cabeza para reunir todo el valor posible para decir: -No te tengo miedo.