Un cuento de hadas macabro contado por el perspicaz espíritu de un niño. Una historia que toca la fibra de nuestras emociones más básicas. El chico que amaba a Rubén Doblas explora nuestro más profundo terror hacia lo desconocido. «El Mundo tenía dientes y podía morderte en cualquier momento, Mangel lo descubrió cuando tenía nueve años. A las diez de una mañana de principio de Junio estaba sentado en el asiento trasero del Dodge Caravan de su madre, vestido con una sudadera negro y blanco de los Red Sox (la que llevaba "Boston" estampado en el frente) y jugaba con su carrito. A las diez y media se había perdido en el bosque. A las once intentaba contener su terror, no pensar: Esto va en serio, esto va muy en serio. Intentaba no pensar que, en ocasiones, cuando la gente se perdía en el bosque salía gravemente dañada. Aveces incluso moría.»
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