Soñar no es imposible, son efectos de nuestro subconsciente, memorias entrelazadas al azar que se transforman en escenas de historias que guardamos en nuestro corazón. Soñar a veces nos da motivos para vivir. Sin embargo... a veces nos perdemos y olvidamos nuestros sueños. Dejamos que vayan desvaneciéndose, como el vaho matinal extinguiéndose sobre el asfalto. Y al igual que nuestros sueños, nosotros empezamos a extinguirnos lentamente. Pues, sabes que la vida se te escapa de las manos cuando no tienes la más remota idea de qué hacer, qué seguir, por qué vivir... Buscamos motivaciones, pero olvidamos resguardarlas en un lugar donde no las perdamos de vista. Es entonces cuando nos perdemos, y dejamos nuestros sueños muertos en un rincón olvidado.