-Doctor, me duele mucho la cabeza...-dijo con voz débil. -¿Qu..qué? -Que me duele mucho doctor-gimió llevando una mano a la venda. De verdad, incluso en este estado tiene que estar bromeando-sonreí- no tiene remedio, pero esa es una de las cosas por la que la amo. -Doctor, q..-no la dejé terminar-Vamos _____, déjalo ya y no bromees, esto es serio. Me miró confundida, y ahí es cuando empecé a preocuparme un poco. -¿Pero qué le pasa? -¿No, sabes quién soy?-pregunté agobiado. -Claro-sonreí suspirando-Mi doctor-me miró extrañada y abrí demasiado lo ojos. -Soy tu marido.