Son las 6:30 am y mi alarma comienza a sonar, no quiero despertar, no quiero abrir los ojos, no quiero absolutamente nada. La silencio. La silencio nuevamente, ya sé que son 7:10 am, Catara comienza a ronronear y arañarme. Tiene hambre, lo sé, pero mi desgano es mucho mayor.
Tarde, llegaré tarde como siempre, el bus se demora en pasar y yo enciendo mi musica a todo volumen, no puedo deprimirme así que elijo canciones rockeras.
Llego a mi destino y mi cabeza no para de buscar situaciones que ya no pasaré y comienza a inventar situaciones que quisiera pasar, hace tan sólo 5 meses que había empezado en ese nuevo trabajo y sentía ya necesidad ya de largarse de ahí de una vez por todas. Ya no había chiste.
Fue extraño llegar y no encontrar la moto estacionada donde su siempre. No estaba su moto dándome la bienvenida y el aviso de que él ya había llegado. Y ya no lo estaría, ya no me recibiría, ya no.
La oficina se sentía desolada, triste, extraña. Tuve que ser yo quien habrá las ventana
Una noche en Las Vegas cambia la vida de Nailea, cuando despierta casada con Alex Milani, un carismático piloto de Fórmula 1.
Lo que comienza como una farsa para evitar un escándalo mediático pronto se convierte en un torbellino de emociones, atracción y secretos.
Entre el brillo de los eventos de alto perfil y las sombras del pasado, Nailea y Alex deberán enfrentarse a sus diferencias y a una conexión inesperada que podría unirlos... o romperlos para siempre.