Son las 6:30 am y mi alarma comienza a sonar, no quiero despertar, no quiero abrir los ojos, no quiero absolutamente nada. La silencio. La silencio nuevamente, ya sé que son 7:10 am, Catara comienza a ronronear y arañarme. Tiene hambre, lo sé, pero mi desgano es mucho mayor. Tarde, llegaré tarde como siempre, el bus se demora en pasar y yo enciendo mi musica a todo volumen, no puedo deprimirme así que elijo canciones rockeras. Llego a mi destino y mi cabeza no para de buscar situaciones que ya no pasaré y comienza a inventar situaciones que quisiera pasar, hace tan sólo 5 meses que había empezado en ese nuevo trabajo y sentía ya necesidad ya de largarse de ahí de una vez por todas. Ya no había chiste. Fue extraño llegar y no encontrar la moto estacionada donde su siempre. No estaba su moto dándome la bienvenida y el aviso de que él ya había llegado. Y ya no lo estaría, ya no me recibiría, ya no. La oficina se sentía desolada, triste, extraña. Tuve que ser yo quien habrá las ventana
1 part