Nadie dudaba que los dos hacían una melodía perfecta, el violín al compás del piano lograba un equilibrio sensacional y un sinfín de emociones transmitían con cada tocar. Ella era la luz y Él la oscuridad, Ella el día y Él la noche, tan perfectamente imperfectos, tan iguales pero a la vez diferentes, creaban su propio mundo, aquél donde te refugias para escapar de los problemas, un sitio de descanso, de felicidad, donde todo es posible Obra concursante en #ConcursoTowns 100%Original