Lo encontré a mitad del lugar, llevaba un suéter azul que hacían brillar aquellos ojos de mar profundo, jamás había visto algo más impactante que su presencia, era desgarrador, tanta perfección, Sonrió y me sentí desfallecer, un hoyuelo saltó en su mejilla derecha, se acercó y tomó mi mano; no despegó la vista de mi, bajo la cabeza aún sin dejar de mirarme y besó mi mano. Sentí el calor subir hasta mis mejillas; esto no era nada romántico, yo no salía con el para terminar encantada, esto era práctica sólo eso. Me dije de nuevo, antes de aclararme la voz y por fin empezar la noche. Si el era tan perfecto como su apariencia esto iba a ser más difícil de lo que pensé.