En realidad, nadie sabe que está viviendo el momento más feliz de su vida mientras lo vive. Y por mucho que sea ley de vida, va a ser imposible aceptar que quienes amamos, en algún momento de nuestras vidas, desaparecerán. Nunca me había dado cuenta de eso, hasta que un día recibí una llamada restringida a mi oficina. - Habla Smith. - Escucha con atención Derek, tienes veinticuatro horas para entregarnos los doscientos kilos de cocaína que nos robó tu padre y sus amigos. ¿Recuerdas la muerte de tu madre? Si, todo fue por tu padre, aún no ha pagado lo que nos debe y si no quieres despedirte de tu familia..., es mejor que te des prisa. - ¿Quién diablos es? - No te preocupes por mi, soy un Don nadie, preocúpate por tu familia..., ella está en peligro. - ¡¿Qué quieres?! ¿Cómo los voy a contactar? - No te preocupes, nosotros te contactamos a ti. - No sabes con quién te estás metiendo. - Buena suerte. No tenía idea en dónde se encontraba el cabrón de mi padre. Pero lo iba a encontrar, porque por culpa de él, no iba a perder a mi familia.