La mujer está tendida en la cama, totalmente desnuda, de belleza equiparable a la de las diosas antiguamente veneradas. Sus ojos cerrados le dan una apariencia de tranquilidad como si estuviera sumida en un profundo sueño, sueño del que no quiere despertar. Pero no es así, la realidad es muy diferente. Sufre, el sueño en el que se mece es extremadamente duro. Todos Los Derechos Reservados. Contenido PROTEGIDO en Safe Creative Bajo el Codigo: 1507244716586