Está oscuro. Apenas se ve una sombra en la esquina del callejón y se escucha su leve respiración. Su corazón palpita rápido, pero ella no es capaz de moverse. Tiene la blusa llena de sangre y una pistola en las manos. Hasta ahora no se había dado cuenta de cuanto pesaba realmente el arma. Siendo incapaz de moverse, sigue hecha una bola incluso cuando empieza a despuntar el alba y los primeros coches comienzan a realizar sus trayectos. En un momento dado se escucha un grito ahogado y a partir de ahí comienza todo. Al cabo de unos minutos se escuchan pasos acelerados y varias personas de uniforme irrumpen en el callejón.