Estaba sentada en la incómoda cama dentro de una habitación donde el blanco me sofocaba en cualquier dirección que mirara. ¿Quien pensaría en la posibilidad de terminar en hospital psiquiátrico? Estaba harta, nadie me creía, nadie sabia lo que realmente sucedió.
Logre escuchar unos pasos acercándose a mi habitación, era más que obvio el saber de quienes se trataban, más reporteros intentando sacar en los periódicos noticias jugosas que puedan exprimir hasta saciar su maldita sed. Abrieron la puerta y entraron los estúpidos oportunistas, los mire seria y el sonrió.
-Hola, soy John y vine a saber tu historia-Dijo sonriendo-
-¿Mi historia? Por favor, no sea ridiculo, esto no es como un estúpido cuento que deba de contar, ¡esto es la maldita realidad!-Dije enojada, sabía que no me creían y no estaba dispuesta a que se siguieran burlando, cuando ellos no tienen idea de lo que viví-.
-No es eso... solo queremos saber tu historia, más bienX lo que realmente pasó pero desde tu propia boca, me han contado que es algo terrorífica, que ellos mismos creen que es una historia que deben ser publicada.
- Si les digo.... ¿me sacarán de aquí?-Pregunte dudosa, necesitaba algo a cambio y no iba desaprovechar esta oportunidad- no, mejor... si les cuento, me dejaran ir a casa. -
-Está bien, te llevaremos a tu casa, pero solo será por un momento, ¿de acuerdo?-Pregunto y asentí lentamente-.
- Bueno, comienza con un chico. . . Un chico, no mejor dicho, un espíritu.
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