Había una vez un lugar llamado Cefatiazi y la verdad es que estar ahí era como ver una aburrida película en blanco y negro. Las calles de Cefatiazi estaban la mayoría del tiempo vacías, esperando a que el color y la alegría apareciera aunque fuese una vez en sus nombres. Alyson, que siempre parecía de otro planeta, no pensó que crear un pequeño grupo de chicas causaría tanto problemas con el tiempo y tampoco pensó en toda la diversión que traería romper unas reglas.