“Me mira a los ojos y yo no puedo evitar perderme en su mirada. Dentro de poco estos momentos de paz a su lado acabaran, será lo único que eche de menos de esta vida. Sin apartar sus ojos de los mios una pequeña sonrisa se forma en sus labios. -¿Seguro que no eres un ángel, Emily? Río por su comentario, tan fuera de lugar justo en este momento. -Me temo que no, Nathan, los ángeles no tienen cicatrices recorriendo sus brazos, creo. Él me aparta un mechón de pelo mientras suspira. -Nadie es perfecto, hasta los seres más maravillosos deben luchar contra sus propios demonios.”