Despierto cada mañana y no siento nada. Todo a mi alrededor es normal. No hay nada nuevo. Vivo en una rutina continua: me levanto,me visto,desayuno,paso nueve horas en el instituto, vuelvo a casa, estudio, me ducho, ceno y a la cama. Al día siguiente vuelta a empezar,y así sucesivamente pasan los días.
Me gusta mi vida, es distinta a la de cualquier otro adolescente,pero eso es porque mi cerebro comprende el funcionamiento del universo y de la vida en sí, no se deja engañar por las emociones. Los demás sí lo hacen, deciden amar unas horas sin darse cuenta de que tras eso llegan los días de duelo. Yo soy prudente. Yo no experimento, no me divierto, no amo...pero tampoco sufro.